Monday, October 27, 2008

Chile no tiene futuro

Por estos días se ha hablado de la sensación de desesperanza en la población, respecto del bienestar actual y futuro. Se habla de hastío con la clase dirigente (los políticos) y una sombría mirada al futuro. Básicamente, como país no seríamos capaces de lograr el desarrollo, entendido como una situación en la que la gran mayoría no es pobre (salvo que realmente no se esfuercen nada), en la que las oportunidades realmente no discriminan, en la que podremos confiar en los demás, y en la que podremos ser felices como individuos.

Mi percepción del país, desde hace muchos años, ha sido de que existe una esperanza, alimentada por los cumulativos efectos del progreso material, el cual, por chorreo, permitiría que las oportunidades y el bienestar llegaran a las personas a las cuales les ha sido más esquivo. Ahora esto ha cambiado.

Quizá por escuchar tanto a Fernando Villegas (me caía muy mal, hasta que su actitud se hizo más amable con el tiempo) me he vuelto un pesimista (¿un realista?), que ya no cree en que exista la masa crítica de buenas intenciones, decencia, honestidad y capacidad de trabajo que se necesita para comenzar un cambio real en nuestra sociedad.

El principal problema que tenemos que atacar el cáncer de nuestra sociedad, que es la mediocridad. Somos realmente (y me incluyo hasta cierto punto) horribles como masa de personas. Las dinámicas individuales, las que hasta cierto punto salvan, a nivel colectivo se retuercen hasta convertir a la mayoría en personas:

- en las que no se puede confiar
- por principio básico de reciprocidad, que no confían en los demás
- mentirosas
- incapaces de ser disciplinados
- incapaces de asumir responsabilidades
- incapaces de decir y de escuchar las cosas tal y como son
- que no creen en el trabajo y el esfuerzo como medios legítimos para salir adelante
- deshonestas
- incapaces de hacer esfuerzos constantes para lograr cosas a largo plazo
- con una falta de autoestima tremenda.

De muestra, algunas situaciones enfermantes:
  • ¿Quién no ha escuchado, incluso desde niño, que si no "aprovechas" de calarte en la cola, "eres tonto"?
  • ¿Quién se atrevería a dejar la bicicleta tirada en el antepatio de la casa? Habría que ser realmente "tonto" para hacerlo.
  • ¿Qué porcentaje de los compañeros del colegio cumplía con traer sus tareas, bien hechas, y estudiaba clase a clase?
  • ¿Quién se echa la culpa y reconoce un error cometido en el trabajo, sin escudarse en un email con el que puede intentar responsabilizar a otro?
  • ¿Quién es capaz de decir las cosas como son, de manera limpia y respetuosa? ¿De qué sirvió que la segunda división del fútbol ahora se llame "primera B"?
  • ¿Quién se lleva alguna fruta que no tenga el mejor aspecto en el supermercado, para dejarle al que venga después la posibilidad de que le toquen frutas buenas?
  • ¿Quién respeta un semáforo? ¿Quién se guarda los chicles usados en su envoltorio para botarlos en el primer basurero que encuentre en su camino?
  • ¿Por qué ser nana, ser peruano, ser mapuche o ser pobre es indigno y mal mirado? ¿Qué diablos nos creemos, piojos resucitados, de hablar de "nanas argentinas" para sentirnos superiores a los del otro lado de la cordillera, sólo porque han estado en crisis estos últimos años?
  • ¿Quién no copió en clase?

Realmente dan ganas de irse de Chile. A veces pienso que en nuestro país y, en particular, en Santiago, no es posible ser feliz. Quizá las películas gringas de los años 80 me dieron la lucidez suficiente para darme cuenta de que lo normal sería que uno pudiese dejar la bicicleta tirada en el pasto, y el único peligro fuera la corrosión por humedad. Ante eso, la realidad actual espanta. Ya ni siquiera se sueña con vivir en una casa, porque entrar a robar es muy fácil. Departamento es la solución... y hasta los departamentos son robados.

Trabajo en el centro de Santiago. Caminar por sus calles es una experiencia desoladora. Uno simplemente no puede confiar en nadie. Los bolsillos traseros simplemente no los puedes utilizar más que para los pañuelos desechables. La gente te mira con desconfianza. Nadie sonríe, y si tú lo haces, te miran extrañados, quizá porque con eso recuerdas la propia oscuridad y amargura del resto. Al final te comportas como en la selva, cuidándote de que no te coman.

Andar en metro es una experiencia medio deprimente. Aparte de la falta de aire, que en verano se extrema, ves a la gente seria. Todos serios. Un amigo me dijo que puede ser simplemente que a las personas no les guste sonreír o expresar alegría delante de otros, pero no creo su tesis, porque cuando miras a los ojos ves lo mismo que las caras. Amargura, ansiedad, preocupación, como si la gente sólo pensara "otro día más de la misma basura en el trabajo". ¿Cómo puede ser que nadie sonría con una canción de su mp3 player o algún párrafo de su libro?.

Ah.. y los políticos son otro cuento. Me dí cuenta (y cuando lo hice, quedé consternado), que los políticos, en un altísimo porcentaje, mienten casi todo el tiempo. Cuando escuchas algo que dicen, ya sabes que en realidad su realidad es A, pero saben que no pueden reconocerla, y dicen B. Por defecto hay que mentir o, al menos, adornar la realidad.

- ¿Puede el ministro Cortázar decir que en realidad se tuvo que hacer cargo de un cacho con el Transantiago?
- ¿Ha reconocido el gobierno que están intentando salvar un proyecto que hace agua por todos lados?
- ¿Reconoció el ex-presidente Lagos que el diseño del Transantiago también era malo?
- ¿Qué quizo decir el senador Fernando Flores con el eufemismo "errores éticos", al momento de hablar de ciertas conductas de políticos de su ex-partido, el PPD?

Esto de la mentira se está aceptando implícitamente entre la gente. Basta con ver o escuchar programas de análisis político, en donde se discuten las verdaderas situaciones que enfrentan los políticos y sus verdaderas intenciones, detrás de lo que dicen. Eso es reconocer, sin decirlo, que lo que dicen está en función de una agenda que no pueden revelar. Es cosa de recordar los análisis sobre lo que dice el gobierno, sobre lo que dicen los ministros versus las precarias realidades con las que tienen que batallar. ¿Qué pasaría si el ministro Cortázar pudiera decir lo que realmente hay en su cabeza?

Estamos jodidos desde pequeños, porque no aprendemos disciplina, generosidad, rectitud, buenos hábitos. Por otro lado, desarrollamos una baja autoestima visceral, que se deja entrever cuando:

- basureamos los esfuerzos de otros
- miramos en menos y/o rechazamos a los que son distintos (chinos, peruanos, bolivianos, mapuches, feos, negros, tuertos, mancos, homosexuales)
- nos sentimos mejores cuando creemos estar más cerca de lo caucásico, de Las Condes, de las "buenas marcas", cuando tenemos una nana peruana, etc.

Todas estas son actitudes que hos hacen sentir mejor, compensando nuestras propias falencias. Esto redunda en la actitud tan arraigada de tirar para abajo al que sube, porque no podemos soportar verlo mejor que nosotros. Esto me hace recordar la escena de la película "La Pasión de Cristo", en donde el demonio grita desesperado en el momento en que se da cuenta de que el que murió en la Cruz era Cristo, que lo venció. Ese grito desesperado, demoníaco, es el que tenemos por dentro cuando la envidia nos corroe y no podemos soportar el éxito ajeno. Por otro lado, tenemos un éxito que ni siquiera es definitivo, y se lo refregamos en la cara al resto, deseando provocar envidia...

Como la gente es deshonesta, y las leyes tienen que ser hechas para nosotros, son tremendamente densas y alientan altos costos de transacción, porque deben impedir el accionar de los "vivos", imponiendo trabas a la deshonestidad que, por supuesto, también lo son para el accionar honesto de los pocos que no son "vivos". El tema de los costos de transacción no es menor. Si hoy en día las leyes imponen burocracias tremendas, exigiendo papeleos al punto del hastío (¿alguien por ahí se ha tenido que mudar de casa últimamente? Comprenderán lo que les digo), no es sino porque no se puede confiar en la gente. El costo de hacer cosas, de operar en la economía, se va haciendo mayor simplemente porque los engranajes son complejos y no están aceitados, producto de la falta de confianza en los otros.

¿Podremos generar la masa crítica que nos permita cambiar, o mejor considerar irse a vivir a otro lado?

Tuesday, August 28, 2007

Titulado

Harto tarde escribo estas líneas. Defendí mi memoria el 27 de julio, convirtiéndome en ingeniero. Esa increíble sensación de paz interior compuesta, entre otras cosas, de relajo, misión cumplida con éxito y asunto finalmente terminado duró varios días. De todas maneras, a casi dos meses del evento, todavía queda la tranquilidad de que no tengo nudos sin desatar en mi vida. Ahora tengo que llenar mi tiempo en esta nueva etapa con las cosas que quiero hacer y las que me permitirán alcanzar mis metas futuras. Una de esas actividades es la lectura. Ehm... no he leido mucho. Mucha tele basura y poca lectura después del trabajo. En realidad leo bastante, pero sobre temas de mi trabajo. Quiero leer cosas que me ayuden a crecer. Una de estas cosas sería la historia universal y de Chile, ese campo del conocimiento tan importante, que dejé de leer a fines de cuarto medio, y que es mi punto más débil. Mucha contingencia actual no se puede comprender bien si uno no tiene la información de contexto que da la historia. Acá en Chile hablamos tanto de política, y no se puede entender bien la política actual si no se entiende de dónde vinieron las ideas, cómo han cambiado, qué grupos las han blandido y de qué forma las han llevado a hechos.

Un buen libro que me compré se llama "Historia de las Ideas" de Peter Watson. Pueden ver el comentario aquí. Es un libro de historia, pero no de campañas de guerra, imperios y eventos, sino que desde el punto de vista intelectual. Estudiar cómo se pensaba, más que estudiar lo que se hacía y ocurría. Cuándo nacieron las ideas importantes y cómo influenciaron otras ideas.

Otros libros que tengo en la mira son los clásicos de la literatura universal y un buen libro de historia de la filosofía. Eso por ahora. Cualquier idea que me ayude a pavimentar el camino de mi culturización, bienvenida sea.

Saludos!

Saturday, June 30, 2007

Efectivamente... la vida ataca cuando uno menos lo espera

Es bastante cliché eso de que las cosas te llegan cuando menos lo esperas, refiriéndose en general a hitos claves en la vida, como conocer a la persona de la que te enamorarás y será tu compañera de vida, o una oportunidad importante de trabajo gracias a una persona que conociste por estar justo en el lugar y momento adecuados, o en general a un evento que tiene la capacidad de cambiar tu vida.
Y... bueno... parece ser verdad. Parece ser verdad que tu camino en la vida depende bastante de eventos de los cuales no tienes ningún control posible. Puedes ser la abuelita más prudente sobre ruedas, pero un borracho te choca sin posibilidad de esquivarlo. Puedes ser el tipo más solitario, pero conoces a alguien en circunstancias inesperadas... justo en ese carrete al que no irías por una u otra razón, pero al final fuiste. Esas ocasiones marcan puntos en tu vida... puntos que, como dijera Steve Jobs en un discurso por ahí, puedes conectar sólo desde el futuro, mirando en retrospectiva, formando una imagen llena de sentido, de un sentido que se construye a posteriori.
Quizá por eso la vida para mí tiene ese sentido mágico (cosa que algunos me critican), en virtud del cual, las cosas ocurren como hebras entretejidas por Dios y la voluntad humana. Uno hace lo que puede por la vida, pero al final... poco control tienes sobre ella. Es mejor dejárselo a Dios.
¿Y por qué la reflexión?... porque tengo una corazonada al respecto de ciertos eventos recientes... si resulta ser cierta, quizá lo cuente acá.

Saludos!

Saturday, June 09, 2007

Cerrando círculos

Aquí, trabajando con dos monitores, en mi notebook.

A mi lado derecho veo estas palabras que escribo (aprender a mecanografiar es muuuy útil) y al frente el documento Word de mi memoria, con un avance de un 80%. La he hecho completamente solo, sin ayuda de nadie. Mi profe guía es un hombre demasiado ocupado (por vocación, diría yo) y hay que perseguirlo un poco, aunque no es que tenga mala voluntad. Es una de las personas que me han enseñado buenos valores con el ejemplo. De hecho, un amigo le entregó su tesis de Magister completa, sin mediar revisiones de avance por parte de él. Yo tengo que entregarle mi memoria en condiciones parecidas. El tiempo me apremia y no puedo a estas alturas hacer revisiones intermedias... Borrador, correcciones y documento final son los pasos a seguir.

Termina el primer movimiento del concierto de Aranjuez, versión de Paco de Lucía, quien según tengo entendido, aprendió a leer partituras sólo para preparar su ejecución. Ahora comienza el segundo y más conocido. La pieza está a oscuras, exceptuando por la iluminación que le imprimen los monitores y la lámpara de cuello flexible, apuntada hacia abajo, muy cerca de la superficie del escritorio. Hace frío, pero ya me concentré en mi trabajo, y mis manos no se han congelado como a veces suele suceder. El interés que tengo en terminar mi memoria me debe tener con la circulación más activa. Falta el café...
...
Listo. Tengo un café ahora, y sólo serán estos dos monitores y yo hasta que sean alrededor de las 12 de la noche, para acostarme y recomenzar mañan, temprano, las últimas páginas que me separan de mi titulación... el último círculo cerrado de la juventud que se me escapa lentamente de las manos, a gotas, como una estalactita de hielo derritiéndose en los primeros albores de la primavera. El segundo movimiento del concierto me relaja y concentra. Sólo escribir en este blog me separa de mi foco, pero me siento tan bien que tenía que escribirlo. En Julio espero defender y titularme finalmente. Mi abuela, ahora en el cielo, debe estar empujándome a terminar de una manera sutil... más sutil que las maneras de hacerlo cuando todavía vivía.

Círculo a punto de cerrarse... y ahora que podré continuar con mi vida, ¿qué haré con ella? Bueno... eso lo pensaré (y quizá escribiré) cuando esté titulado.

Saludos!

Wednesday, March 21, 2007

Los nuevos proyectos por delante

Esto de planificar el futuro me está comenzando a gustar. Gracias al estímulo de un par de amigos he estado pensando en mi futuro... a más de dos semanas plazo. Para mí eso es bastante. Las decisiones más estratégicas de mi vida, queriendo decir que son esas cuyas consecuencias son en general menos reversibles, las he tomado con muy poca reflexión, con una idea como vidrio esmerilado de lo que sería mi futuro en consecuencia. Sólo el corto plazo era un poco más pensado.

De aquí a un año debería tener los ahorros suficientes como para pagar un pie para un departamento. Quiero vivir solo el próximo año, en algo propio. Este va a ser mi cuarto año año viviendo con más personas, pero a estas alturas necesito hacerme cargo de algo totalmente propio, solo, y aprender a convivir conmigo mismo. La soledad será la última conquista en el camino de mi independencia. Y no me malentiendan. Es que la soledad es algo con lo que hay que batallar. Hay que vencerla y no permitir que te pisotee. Conquistarla no es conseguirla, sino que es vencerla, siendo más fuerte que ella.

Creo que cuando conquiste la soledad, me haré más fuerte y capaz de avanzar los siguientes pasos que quiero dar en mi vida. Mujer, relación, amor... ¿matrimonio?... quisiera.

Debo confesar que le tengo terror a la soledad. Realmente le temo, pero lo que no te destruye te hace más fuerte, y debo ser capaz de sobrevivir sabiendo que la única persona que me acompañará al llegar a mi hogar será ese que me mira a los ojos a desde el otro lado del espejo.

También pienso en qué tipo de mujer quisiera a mi lado. Uf... alguien como yo necesita una mujer llena de virtudes. Quizá entre las más importantes están que no sea egoista, que comparta un proyecto de vida en común, en el marco de valores comunes e ideales comunes. Necesito una mujer que tenga ganas de ser madre, que me apoye mucho y que tenga un gran sentido del humor, porque debe ser capaz de reírse de sí misma, a la vez que se ría de mí.... jajaja... Una mujer dulce, con un toque de inocencia, bondadosa. Y sé que existe... es cosa de atreverse a conocerla y luchar realmente duro contra la timidez e inseguridad que a ratos me esclavizan.

Y aunque mis pensamientos rondan mi futuro... en un rincón pequeño y algo escondido de mi corazón... allá donde los recuerdos se tiñen de colores cálidos y las imágenes se tornan borrosas, veo todavía la sonrisa llena de dulzura e inocencia de aquella niña que me miró en una micro rumbo a la universidad un lunes caluroso de otoño hace ya unos años atrás.